Por fín me he decidido a cambiar de camino.

El amor se halla en esas pocas líneas, el amor tal como lo quería yo y como ya no lo tengo. O quizá como nunca lo he tenido. Porque el amor no es y no puede ser simple afecto. No se trata de costumbre o de amabilidad. El amor es locura, es el corazón que late a dos mil por hora, la luz que surge de noche en pleno atardecer, las ganas de despertarse por la mañana sólo para mirarse a los ojos. El amor es ese grito que ahora me llama y hace hace comprender que es hora de cambiar. Él. Recuerdo momentos pasados en su compañía, las cosas que siempre me dice, su rostro. Pero no sabemos hablar. No estamos hechos el uno para el otro. Joder.. Ese final que me faltaba y que siempre me ha faltado. Ese final que he buscado como una respuesta que no tenía valor ni para plantearme siquiera a mi misma. Ese final a lo mejor, ha llegado. Sí, ha llegado el momento de decírselo. Ha llegado el momento de ir a decirle que ha sido bonito, que aunque los actores salgan de escena, el escenario de la vida sigue abierto y listo para nuevos espectáculos, que le deseo todo lo mejor y que lo siento mucho. De verdad. Pero ha llegado el final. Me he decidido. Cuando se tiene el coraje de cambiar de camino, no se debe esperar.